En el marco de la más reciente asamblea anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que se llevó a cabo en la ciudad de Mérida, Yucatán, del 5 al 9 de noviembre del presente año, se pusieron en tela de juicio una serie de temas concernientes a la violencia a la que los periodistas de los países americanos han ido enfrentándose en los últimos tiempos a raíz de los diferentes hechos políticos, sociales y delictivos que aquejan a las diferentes naciones del continente.
De entre los temas tratados, se destacaron uno que, por su importancia, preocupó en mayor medida a los asistentes, y éste fue el de los actos violentos que han ido experimentando los periodistas en Latinoamérica, y más concretamente, en Ecuador y en México.
En Ecuador recientemente ocurrió un intento de golpe de Estado, o cuando menos, así fue llamado por los medios de comunicación el secuestro del presidente de la nación dentro de las instalaciones de un hospital, el cual tuvo lugar el pasado 30 de septiembre. Durante las varias horas que se extendió este conato de golpe estatal, promovido por algunos policías inconformes, los medios de comunicación tuvieron que unificarse en una sola transmisión, según sospechan algunos, con el afán de heterogeneizar la versión oficial, es decir, la del presidente agraviado, lo cual causó descontento entre los periodistas. A partir de estos acontecimientos, el gremio periodístico ha sido reprimido en sus derechos a expresarse libremente. Incluso, se señala en el artículo aquí reseñado del periódico ecuatoriano El Comercio que incluso en algunos casos “los policías sublevados obligaron a los periodistas a entregar el contenido de sus cámaras de fotografía y televisión".
Tenemos por otro lado, el conflicto que, tristemente, nos parece mucho más familiar, y ese es el de la violencia que se vive cotidianamente en nuestro país, México. A raíz de la tan sonada “lucha contra el narco”, se han asesinado a tantos periodistas, que ya hemos ganado el primer lugar mundial de peligrosidad para practicar la labor periodística. Resulta alarmante y por demás trágico el escenario donde reporteros, camarógrafos, fotógrafos y escritores se ven forzados a trabajar dentro del terriotorio azteca. Esta amenaza constante a la integridad física y psicológica de los periodistas, ha entorpecido su trabajo, convirtiendo su profesión, en muchas ocasiones, una práctica casi suicida.
Estos hechos ilustran sin duda un problema que no podemos dejar de estudiar con ojos críticos, y sobre todo, con miras a encontrar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Es indignante que la libertad de expresión en nuestro continente sea punto menos que posible bajo las amenazas de los grupos de poder. Parte del desarrollo de un pueblo se puede ver reflejado, precisamente, en el respeto a sus ciudadanos en sus derechos fundamentales; en la capacidad de los gobernantes para asegurar el bienestar de quienes se dedican a informar; en la posibilidad de emitir una opinión o una crítica sin padecer el terror de la posibilidad de ser asesinado o privado de la libertad por expresarse sin tapujos.
Es apremiante que se elabore una legislación que garantice la protección de quienes arriesgan su vida todos los días por llevar información de su entorno a los ciudadanos. La propuesta de aumentar las penas por crímenes cometidos hacia periodistas me parece que es una opción que podría funcionar, aunque creo que no es suficiente. Medidas legales para proteger la identidad y datos personales de quienes trabajan en los medios y de sus familias, son muy necesarias igualmente. Lo preventivo, antes de que las tragedias tengan lugar.
Mejores leyes que otorguen plena libertad de expresión a sus ciudadanos y algunas otras que obliguen a respetar estar libertad, son quizás necesarias. Pero más necesario aún es que se respeten y se cumplan.
Sin duda, en Latinoamérica estamos en pañales en materia de derechos humanos, y definitivamente es una condición que no debe extenderse por más tiempo. El avance en materia de respeto a la libertad de expresión y los derechos humanos es básico y fundamental para cualquier nación. Es hora de que los ciudadanos exijamos que así sea.
Las amenazas de muerte no deben convertirse en algo cotidiano, y mucho menos que se conviertan en realidad.
Para más información sobre el tema, puedes consultar:
http://www.eluniversal.com.mx/notas/721866.html
http://www4.elcomercio.com/2010-11-07/Noticias/Judicial/Noticias-Secundarias/Prensa-ecuatoriana-y-rebelion.aspx
http://www.informador.com.mx/mexico/2010/248243/6/dos-reporteros-graficos-salen-de-mexico-por-amenazas-de-muerte.htm
http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5ieeYbC9Byv3Tixg2cz_LcMAQYQlA?docId=CNG.39e8c26fec65671ea3acc079a4840076.851
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