martes, 23 de noviembre de 2010

Crisis cultural a nivel mundial

Actualmente, no nada más existe una crisis política, social y económica. Nuestra memoria se ha alternado con supuestos mensajes e información perdida, sin origen y  al parecer sin mensajero. No sabemos de dónde viene toda la información que recibimos, tendencias y modas que seguimos, costumbres ya implantadas en nuestra cultura. La cultura se multiplica y masifica mediante los bienes simbólicos y materiales. Como ejemplo, está la figura de la Virgen de Guadalupe, masificada no solo por México, sino por países orientales que encontraron en esta imagen  un capital simbólico, incluso para los mismos mexicanos empresarios. De esta forma se pierde la sede u origen de la cultura, ¿De quién es la figura de la Virgen de Guadalupe?, si está aquí en México y también en todas partes del mundo.
De acuerdo a Jorge González, es ahí cuando surgen diferentes interpretaciones de la cultura contemporánea y esto se traduce en la cultura del poder, del querer, del saber, de sentido de inclusión y exclusión; de los sentidos. Los valores de esta forma se reinterpretan, pierden su valor principal. Lo deseable, lo que es urgente e importante, moviliza a la cultura y a la sociedad. Y en cierta parte, nos envuelve en un círculo vicioso de egoísmo y nihilismo. Cada uno ve por su bienestar, se olvida uno que comparte un mismo lugar con el prójimo.
En México por ejemplo, los mexicanos hemos perdido gran parte de nuestra cultura. Y no solo es visto en las tradiciones adoptadas de Estados Unidos, como Halloween  y Navidad, la cultura mexicana se ha fundido con otras provocando una disputa entre el origen de cada elemento cultural, desde la comida, la música, la forma de vestir, el pensamiento, entre otras cosas. Nuestro país, al intentar globalizarse, perdió en muchos casos esos nodos tradicionales que se unían al fenómeno globalizador, estimulando la desigualdad y el aislamiento de ciertos grupos sociales. Con la globalización, la cultura se pervierte y transforma, convirtiéndose en una cultura etnocéntrica.  Aquella que privilegia solo lo occidental, lo blanco, europeo, que no sea diferente a lo estereotipado. Un ejemplo importante, es como el comercio y las principales sedes de modas se encuentran en Estados Unidos y países europeos. Y a pesar de que se tenga baja calidad en ciertos productos, cuando se habla de que su procedencia “blanca”, son aceptados y considerados de los mejores productos, como los abrigos de piel, perfumes, vestidos de diseñadores, entre otras cosas.
La globalización trajo consigo un intercambio material, pero también cultural. Jamás se logró predecir el futuro del modelo económico globalizador. Por un lado, permitió mayor flujo de mercancías, información, amplió la banda de comunicación, creó un espacio internacional de interacción. Pero  por otro lado, hizo más dependiente a un país del otro, modificó  los valores del pensamiento clásico (el estado, la democracia la soberanía, la justicia social), la idea de las fronteras y ha modificado el conjunto de culturas (Montemayor, C), además  de que trajo consigo repercusiones en la naturaleza, con el actual cambio climático y la escases de recursos no renovables que existirá en el futuro.
El autor, hace referencia a la crisis mundial de la cultura, como una consecuencia más de la globalización. Exponiendo la preocupación hacia las nuevas expectativas culturales, la pérdida de identidad y valores.
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Publicado por: Alma García Cacho

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