martes, 26 de octubre de 2010

Gestión Cultural y Territorio


Territorio, según el diccionario de la Real Academia Española, es descrito como una “porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia”. Si nos atenemos a esta definición, es seguro que nos perderemos de la variedad de elementos sociales, políticos y culturales que circundan este concepto.
Precisamente, este capítulo del trabajo “Gestión cultural y desarrollo: claves del desarrollo”, publicado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, centra su análisis en el territorio, concretamente las ciudades, como generadoras de cultura.
Hablábamos ya con anterioridad en una entrada anterior sobre el concepto de cultura, vista como un tejido de relaciones sociales. Pues bien, Héctor Ariel Olmos, autor de la publicación, nos recuerda de cómo éstos mismos tejidos sociales van, al mismo tiempo, forjando la cultura de una población, en una dinámica de retroalimentación constante.
Insertos en este tenor, en adición a sus características geográficas, el territorio se plantea como un espacio de construcción de entramados culturales, conformados por la pluralidad y heterogeneidad de sus habitantes.
Este abordaje es el único que podría esperarse a partir del contexto de la globalización económica y cultural, en el que las ciudades están integradas por un inmenso abanico de pobladores de distintas etnias, idiomas, religiones, etc. Simplemente, en nuestro país, aún antes de que se disparara el proceso globalizador mundial, esta multiplicidad de elementos culturales ya llevaba siglos gestándose, desde la colonización del territorio mexicano por los conquistadores españoles y la amalgama de culturas que ocurrió como resultado.
Este documento, hace exactamente hincapié en esa particularidad, no solo de México, sino de la totalidad del subcontinente Latinoamericano, donde los componentes rurales forman parte de la vida cotidiana, aún en las grandes urbes. En estas circunstancias, lo óptimo es adaptar, o en su defecto, crear nuevos paradigmas de gestión cultural para el desarrollo de las comunidades, teniendo siempre en cuenta que, la convivencia de distintos  estilos de vida e idiosincrasias, puede llegar a ser un caldo de cultivo para manifestaciones culturales riquísimas, tanto como para que surjan roces entre sus miembros constitutivos.
En un ambiente de tal heterogeneidad (como se ha constituido el mundo entero en los últimos años), una gestión cultural exitosa, además de traer desarrollo a la comunidad, tendrá la capacidad de crear lazos de cohesión entre sus miembros y propiciar la creación de nodos identitarios entre sus diferentes partículas.
Este proceso se verá especialmente beneficiado por una propagación de los programas de gestión cultural hacia todos los puntos del territorio en el que se trabaje, teniendo en cuenta que cada grupo, cada barrio, puede aportar una cultura propia, por lo que se debe buscar su aprovechamiento y su difusión dentro de ese territorio, creando lazos entre las diferentes células que lo componen. 



Puedes encontrar este interesante y útil documento completo en: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12251631220171506543435/032181_0001.pdf


Publicado por: Carla Hernández Ramírez

No hay comentarios:

Publicar un comentario